30.12.22

Soledad

"If you belive in the power of magic
It's all a fantasy
So if you need to belive in someone
Just pretend it's me
It ain't enough that we meet as strangers
I can't set you free
So will you turn your back forever
On what you mean to me?
Don't answer me, don't break the silence
Don't let me win
Don't answer me, stay on your island
Don't let me in"

 "Don't answer me" de The Alan Parsons Project



Hay quienes aman estar solos, encuentran paz en sí mismos, saben estar solos o, incluso, buscan estar solos (consciente o inconscientemente). Para otros, la soledad les es indiferente, la propia y la ajena, pues saben estar solos si les toca. Y finalmente están quienes tienen pánico a estar solos o son incapaces de estar solos, los que huyen de la soledad. Yo desconfío de este último grupo de personas, gente que no se atreve a romper una relación por miedo a no saber construir una nueva; se vuelven conformistas, se autoconvencen de que es lo que les toca, de que no queda otra, de que la felicidad y el amor son cosas de cuentos de hadas.
Pienso que el amor es caprichoso y no conoce de tiempos, por eso no llega ni temprano ni tarde, por eso no se sabe apurar. La soledad, en cambio, invita a quienes le huyen a mirar el reloj (sin respetar los tiempos del otro, tal vez), y les infunde el temor a quedarse solos, apuntándoles a la cabeza con ese revolver de tambor de 12 balas. Así, algunos sostienen que deben casarse antes de los 30, tener 3 hijos antes de los 36, ser abuelos después de los 55 años y morir después de los 80; por lo que no buscan una pareja, sino un socio que se adapte a su agenda, y si no logran "atar" a la persona que aman, si no logran convertir en ese socio al ser amado, buscan a cualquier otro que se acomode a su plan, el primero que se deje "atar". Estos individuos son quienes viven apurados, convencidos de que dos o tres agujas pesan más que el amor, es como si tuvieran un proyecto preprogramado o una suerte de lista de quehaceres para ir tachando, quizás literalmente piensan: "busco a cualquiera que me dé el sí, ¡pero ya!". Un buen día, se levantan a la mañana, se miran al espejo y no se reconocen, "esta no era la vida que se suponía que tenía que tener, este no era el plan, esa persona no soy yo"... Entonces aparece como única opción la de cambiar a la persona que está del otro lado del espejo: cirugías, tintura, maquillaje, casa, auto (el fondo también cuenta en la foto), lo que sea que haga falta. Esas personas, en unos años, tendrán a su lado a su bendito socio (y quizás a la amante que no sale en la postal), una versión plástica de sí, algunos hijos (fácil es caer en la cuenta de que si le tenés miedo a la soledad, siempre se puede tener uno o dos hijos para que la soledad no te encuentre), un amor colgado en el WhatsApp placar y la insatisfacción de haber cumplido con una lista que no tiene los ingredientes ni la receta de la felicidad; con el tiempo habrán vivido una vida vacía en una foto completa, soportando falsamente la careta, la fachada, la ficción, que ellos mismos construyeron.
¿Puede un calendario o un reloj decirte a qué edad te vas a enamorar? ¿Puede un almanaque decirte cuándo tener hijos o cuándo unirte en matrimonio? ¿Tienen antiguos mandatos sociales o los apuros del tiempo algo que ver con el amor o con la felicidad?
Ella supo acercarse y alejarse como el sol a la tierra; ella solía decir que la magia se perdía y (cada tanto) que el universo le decía que debíamos estar juntos; ella me dio la espalda y me dejó sin importar lo que yo sentía, y luego volvía, pidiendo perdón; ella decía quererse y aceptarse, y cambiaba por completo como si asco a sí misma se tuviera; ella buscó otro horizonte, pero (de tanto en tanto) me hace saber que aún extraña el nuestro, el horizonte que solíamos ver juntos. Jekill y Hyde, el yin y el yang, un ángel y un demonio, la panacea y la caja de Pandora... todo al mismo tiempo.
¿Y yo? Yo la amaba, pero hay cosas que no se perdonan; yo la amaba, pero hoy no la reconozco; yo la amaba, pero entendí que no es quien dijo que era; yo la amaba, pero definitivamente a ella le importó muy poco.

El dibujo grita su nombre, el poema es un capricho.

Hoy sola, Soledad, sé que piensa en mí.
Hoy sola, Soledad, quiere saber si la lloro.
Por favor, Soledad, no vuelvas a escribir.
Por favor, Soledad, ya déjame estar solo.

Sola

I

Sola Soledad se acuesta con el pasado,

lozano souvenir descansa sobre su pecho,

llora amargamente por lo que ha dejado

mira a su lado, un intruso en su lecho.

II

Ella en sus noches, se sabe, no duerme,

y de las horas que tiene le sobran la mitad,

ya ella no sueña, los sueños le duelen,

los ogros que vuelven comienza a extrañar.

III

Sola Soledad cambia rutina por deseo,

le busca piecitos a un amor que no quiere,

loca elige matar a la mujer del espejo,

si no conoce el rostro que la mira de frente.

IV

Ella en su tiempo no te admite la espera,

pisotea relojes con sus tacones de acero,

ella habla de amor cuando tan solo juega

mientras incendia poemas en un basurero.

V

Sola Soledad a los hombres los condena

si, temerarios, de ella tal vez se enamoran;

con el frío de Moscú se juega una ruleta,

caen corazones con disparo a quemarropa.

VI

Ella se viste de sombras y tantea su cuerpo,

lo que los ojos no ven las yemas adivinan,

ella siente en presente, fantasea en pretérito,

anhelando el futuro al que ella hizo utopía.

VII

Sola Soledad imagina lenguas de fuego,

flota en la humedad de la piel que le quema,

trata de adivinar si aquella luna en el cielo

puede aún escuchar lo que en voz baja desea.

VIII

Ella en alguna pared cuelga dos o tres versos,

habla de Klimt, de Monet y de Diego Rivera,

ella pinta con palabras, se mancha los dedos,

y se vende en disfraces de alguna quimera.

IX

Sola Soledad contempla la hora con hastío

y dibuja calendarios para ver lo que pierde.

Sola Soledad finge llenar su espacio vacío

con un aro de metal y algún alma inocente.

X

Sola Soledad camina en su escenario,

ella no quiere actuar, sólo quiere su boda,

sola Soledad quiso el cuento imaginario

y termina llorando en su vals ella sola.


Solitarios besos y abrazos varios.

NACHO


29.8.22

Una de fantasmas

"Me sigue rodeando
la sombra de ti
y siguen rodando por ahí
todas las palabras que dijimos"

 "Sombra de ti" de Shakira



Los fantasmas son esas imágenes irreales (dicen) o esas ideas creadas por la imaginación de unas figuras normalmente incorpóreas que uno dice ver (o sentir), quizás de una persona que ya no está con nosotros, que quizás quedó impresa (grabada o tatuada) en nuestra memoria, y cuyo recuerdo nos asecha o nos atormenta. Tal vez, algunos recuerdos se vuelven tan importantes para nosotros que los convertimos en fantasmas.
Hay en mi memoria proyectos que otrora llenaron mi alma, que me invadían de felicidad (o de algo muy parecido) y que en ese entonces me parecieron tan cercanos, tan posibles, tan alcanzables, como si casi los pudiera tocar, aunque inmateriales fueran. Proyectos que creí que compartía con alguien, que quería compartir con ella, que, según recuerdo, no eran sólo míos. Hay en mi memoria una imagen formada de esa persona a la que creía conocer, en la que confié, a la que le hice un lugar en mi corazón... y de la que hoy a penas puedo distinguir una borrosa silueta. Aún no decido si fui víctima de su engaño o de mi estupidez, o si el daño causado me despertó de algún tipo de sueño (como si fuera un pellizco), pero hoy ya no veo a esa mujer irresistible que se paseaba por mis sueños, noche tras noche, creando fantasías, criando ilusiones, cebando sensaciones como si de un súcubo se tratara; hoy simplemente no me causa nada. Su recuerdo ha muerto en eso, un recuerdo, historia de algo que pudo ser mejor de lo que en realidad fue, y nada más.
Entonces queda, acaso, la inquieta pregunta girando en mi cabeza: Mi recuerdo, la imagen que ella se formó de mí en su cabeza, ¿se habrá convertido en fantasma?... ¿Seré el fantasma que la atormenta?
¿A quién asecha tu fantasma, querido lector?

Habrá un poema malogrado,
algún dibujo fantaseado
y otro saludo acartonado,
pues es el día del abogado.


Fantasmas

I

Condenado en la razón del tiempo que no vuelve,

en el peso aplastante de ver la cara de la verdad,

en revivir un adiós que por dentro aún me duele,

para morir en la ficción a la que llaman realidad.

II

Sobrevivo al mensaje que este idiota relee,

sobrevivo al recuerdo de aquel pasado mejor,

sobrevivo a los días que te llevaste para siempre,

y a tu intento de fingir que nada de esto pasó.

III

Sé que ofreces disculpas por hacer lo que hiciste,

sé que lamentas el daño que tu ausencia causó,

sé que no eres feliz, que nada es como creíste,

que mi recuerdo aún te acosa, que jamás te dejó.

IV

Ahora buscas los poemas que besaban tu alma,

las flores sin motivos que golpeaban tu puerta,

los dibujos atrevidos, esas fotos que mojaban

y esa voz que te erizaba rozándote a ciegas.

V

Mas de pie, desde lejos, ya no se oye el deseo,

presente el futuro no fue mejor que el pasado,

y le pides al tiempo que te regale algún cielo

cuando en el suelo el amor no te ha perdonado.

VI

Ya tu ave en suspiro, hoy se posa en mis manos,

va pidiendo el alivio mientras exhibe las heridas

se esconde en su dolor detrás de un dulce canto,

lo que no puedo devolverle le llega en su venida.

VII

Es que el capricho del viento se lleva impiadoso

las cursis señales que nos mostraba el destino,

unas palabras de amor, el corazón de este tonto,

y los retratos de la pasión que nos permitimos.

VIII

Te rodean los fantasmas de indelebles recuerdos,

y la brisa de los bosques repite nuestros nombres.

Si en la sombra me buscas, no soy yo el que pierdo,

si me encuentro distante no me pidas que te toque.

IX

Tus trasgos no me siguen, no me ronda tu noticia,

extraños nos convertiste, nos volviste un engorro,

la piel que arrancaste, promesas hechas cenizas,

difusa tu imagen me vuelve en horrible contorno.

X

Sé que un espectro te cuenta que aún estoy solo,

sé que en sueños me besas y tu cuerpo me apropio,

sé que te sientes sola, aunque duermas con otro,

que en silencio me piensas, que tu olvido no tomo.

XI

Flotando en el aire busco un café en el invierno,

otra mujer que me ame, un "conmigo te quiero",

de las montañas su paisaje, un "te amo" sincero,

cuando los leños se apaguen, un abrigo de besos.


Espectrales besos y abrazos varios.

NACHO


11.8.22

Piel

"Por poder puede ser
que este amor sin medida
se nos quede a vivir en la piel
para toda la vida."

 "En la memoria de la piel" de Rosana



Pienso que la mayoría de nosotros vemos la vida, el día a día, el inevitable paso del tiempo, en blanco y negro. No por la ausencia de color, claramente, sino porque en realidad nos la pasamos identificando héroes de villanos, el bien del mal, juzgando lo bueno de lo malo. Claro, en esta monocromática visión del mundo nos sorprende encontrar a alguien a quien etiquetamos de "malo" teniendo un buen gesto, y viceversa. Pero es que en realidad no hay héroes 100% héroes ni villanos 100% villanos, así, no todo lo vivido con una determinada persona es totalmente bueno ni totalmente malo. Tengo una noticia: hay muchos grises, mi querido lector.

Siguiendo esta idea, debo decir algo un poco más difícil de entender, y es que no existen heridas totalmente malas, ni es tan malo el dolor. Hace un tiempo, en este mismo espacio virtual, escribía que el dolor es la prueba más rápida de que estamos vivos, que de las heridas se aprende y que el sufrimiento -a veces- nos fortalece. Además, es posible que haya placer en ciertos dolores, es posible que haya heridas guardando muy gratos recuerdos.

Ya en este tema, quiero decir que me gusta la palabra "cicatriz", que me gusta decir que es un parche de piel permanente que se forna sobre una herida, como si nuestra propia piel superara un mal momento y siguiera adelante, porque es justamente eso, una forma que tiene el cuerpo de curarse después de un desgarro, de un corte, raspón, etcétera. Podríamos decir que es la memoria de la piel, medallas que demuestran que hemos sufrido y que salimos victoriosos, que crecimos, que somos más fuertes y mejores; o bien, son recuerdos de algún instante, un momento, un pedacito de nuestra historia que hasta podría ser placentero (omito explicar más para conservar un erótico misterio).

Personalmente, hay heridas que extraño, cicatrices que me traen gratos recuerdos, marcas que quedaron en mi piel como fotos en algún viejo álbum. De tanto en tanto, me gusta repasar o revivir viejos momentos con ella, momentos que quedan en el recuerdo y, por supuesto, en la memoria de la piel.

"En la memoria de la piel, te extraño
donde no te pueda ver, te extraño
con el sol en la mirada
con las luces apagadas
cuando no te puedo ver, amor
"

"En la memoria de la piel, te extraño
del derecho y del revés no sabes bien cuánto te extraño
en el corazón del alma
donde todo se desarma
cuando no te puedo ver
te extraño
"
En la memoria de la piel (Rosana)

Hoy les dejo un poema guardado que robé de mi memoria, unos amigos me dijeron hace poco que yo registro todo, que recuerdo hasta los detalles, y algo de razón quizás les asiste. Vaya también un dibujo sin rostros, de cuerpos desconocidos, de pieles sin nombres, de anónimos indistintos.... O quizás no tanto... pues "por poder puede ser". 


Piel

I

En las colinas que dibujan mis brazos

que cubren tu hermoso cuerpo,

contemplo en agonía el ocaso,

descubro el perfume en tu pelo.

II

Persigo espejos en todas tus curvas,

siento el calor de los cuerpos en nudo,

recorren mis dedos -en caricias- tus rutas,

mientras disfruto el paisaje en tus muslos.

III

Mi pecho en tu espalda, mi boca en tu oreja,

palabras y muecas que pierden sentido,

tu cuerpo de hada, mis manos de bestia,

corazón que acelera en el camino prohibido.

IV

El veneno más dulce nos moja los labios,

las heridas impunes nos causan estragos,

los besos al cuello, está el aire enviciado,

la espalda me sangra el amor en zarpazos.

V

Un fuego que no quema, un dolor deseado,

una boca ruega la humedad que la embriaga,

tu sabor adictivo, divino impulso mundano,

los sonidos de pecados que el agua no lava.

VI

Tatuajes violentos que inconsciente dibujas,

promesas vacías detrás en etéreos gemidos,

una luz que se mece, sombras que se empujan,

susurros que respiran un escándalo en gritos.

VII

Ojos se entrecierran, las paredes murmuran,

una lengua que deshace a su paso tejidos,

el techo se desploma, las telas nos ocultan,

disparos que se oyen y son nuestros latidos.

VIII

El aire se me escapa, siento que me sofocas,

alguien pide que pare y da todo lo mismo,

las ventanas quebradas, el espejo con gotas,

tu rostro que se empaña, siento tu escalofrío.

IX

De todo lo que acaba nos volvemos testigos,

no quedan inocentes debajo de la cama,

y al calor de los brazos, que afuera hace frío,

le quitamos el manto a una nueva mañana.

X

Desnudas las almas algo queda en recuerdos,

me dices que el futuro cambia mal por bien,

pero que algunas huellas sobreviven al tiempo

y se vuelven historias que nos graban la piel.


Besos y abrazos varios (mientras no queden marcas).

NACHO

P.D.: Las marcas se piden por privado 😏.

6.8.22

Apodos

"They call me hell
They call me Stacey
They call me Her
They call me Jane
That's not my name"

 "That's Not My Name" de The Ting Tings





Debo decir que nunca me quedó ningún apodo, simplemente me llaman "Nacho". Sí, tengo la sensación de que tengo el "síndrome del oso de peluche", las mujeres (al poco de conocerme) me llaman "Nachito", como si causara ternura... No me lo explico, soy una bestia, grande hasta en la voz, incluso es más probable que cause miedo; mas cuando me conocen se ve que inspiro ternura.

Los apodos en la pareja me encantan, me parece que reafirman la confianza, indican salud emocional. Los apodos indican que hay una lenguaje privado, como un chiste interno, como una íntima forma de comunicarse. Es como crear un mundo paralelo para los dos. Quien lo vive, supongo, me entiende. Además, un buen apodo sirve para "leer la mente del otro"... es broma... pero sirve para poder entender un poco más al otro. Por ejemplo, de buenas a primeras notás que no te llamó por tu apodo... se te dispara la alarma y entonces hay dos o tres posibilidades, a saber: 1) Están en una situación formal, una reunión, y por eso no usó el apodo; 2) Está enojada/o por algo, esto es más complicado, pero no lo peor; 3) Se está enfriando la pareja, dejó de sentir aquel impulso amoroso que la/o hizo llamarte de manera cariñosa, definitivamente es lo peor.

A ella solía llamarla "muñeca", porque su belleza era increíble, extraordinaria, fue lo que nació al verla. Ella, por su parte, me cambiaba de apodos y finalmente me terminó llamando simplemente "Ignacio"... ni siquiera "Nachito". Detalle o no, ahora veo que quizás significaba algo... Quizás la falta de cariño hizo que no hubiera un "apodo cariñoso". Supongo que es algo que sucede sin que puedas notarlo, un día te amaneces entre sus piernas y sientes que ese amor que otrora iluminaba tu mundo se había convertido en una foto desgastada y borrosa, un tanto diluida, de lo que alguna vez brilló. "La magia ya no está", me decían sus ojos. Finalmente el sol te sorprende para mostrarte que estás solo arrastrando una piedra cada vez más grande por una pendiente cada vez más empinada. ¿Cómo se sostiene solo una relación? Piensas en todas las tormentas en las que tocó remar en solitario, en lo injustos que fueron los dados contigo, piensas en los sacrificios, piensas en lo cedido, y quizás hasta te preguntas si eso es amor. Creo que existe un punto en donde la persona que amas, tu aliada en esa misión que encararon juntos, comienza a herirte, comienza a ser cada vez más fría, y -de nuevo- te preguntas si eso es amor. Un amigo me dijo: "El amor no tiene que ser tan complicado"... Creo que tiene razón.

"Mueres siendo un héroe o vives lo suficiente para convertirte en un villano" - Bruce Wayne (Christian Bale)

Un poema raro, un dibujo con pocos años y las dos caras en alguien, como las de quien amó. 


Niña

I

Atado a tus piernas, me libera Febo,

mi día termina en el desayuno,

decir “adiós” es darme por muerto,

hablar de lo otro es inoportuno.

II

El silencio y el tiempo se vuelven distancia,

no siento el cuerpo, las cuerdas son nudos,

me alejas de vos, ¿oyes mis plegarias?,

intento decirte que destruyes mi mundo.

III

Niña no entiendes ni de lo que hablo,

se te escapa el mañana por entre los dedos,

para ti es un juego, ver girar los dados,

para mí es llegar a donde realmente quiero.

IV

Mi caja vacía, mi cabeza en muletas,

palabras que arrastro y pierdo en el duelo,

ojos sin sueños, mis manos que tiemblan,

un cuadro que dice que todavía te quiero.

V

Un cofre escondido sin ningún tesoro,

entierro sin olvido es recuerdo en piedra;

y ya ves aquí sigo, sin amor, roto y solo,

deseando que tu nombre desapareciera.

VI

Niña no entiendes ni de lo que hablo,

se te escapa el mañana por entre los dedos,

quieres ser feliz cumpliendo tus listados,

mandados que otros para ti escribieron.

VII

Sigues los pasos de un amargo camino,

cumplir no es vida ni late el dinero,

el reloj no te empuja ni pide permiso,

y aquí siempre pierde el que llega primero.

VIII

Fui tu presa más fácil, yo mordí el anzuelo,

sabes que te creí y me pagaste muy mal.

Me sacaste de tus redes, me tiraste al suelo,

y ahora no quieres que yo vuelva a mar.

IX

Niña no entiendes ni de lo que hablo,

se te escapa el mañana por entre los dedos,

vives de seducir, con las personas jugando,

y de a poco te crees tus propios camelos.

X

“Muñeca” te decía y muy bien lo recuerdo,

ese mote en detalles a ti te describía:

hermosa, angelical, salida de un sueño,

mas por dentro, en tu pecho, estabas vacía.

XI

Ahogado en mis penas me llora la luna,

destruiste todo y me junto a pedazos,

si me ves, por piedad, tan sólo continúa,

y si me lees, que sepas, no te he perdonado.

XII

Niña no entiendes ni de lo que hablo,

se te escapa el mañana por entre los dedos,

te vas y te vienes, me estás lastimando,

capricho de mil caras, alimentas mis miedos.


Besos y abrazos varios, mientras los astros no nos vean.

NACHO

29.6.22

Ayer

"- No tiene utilidad volver a ayer, porque entonces era una persona distinta."

 Fragmento de "Alicia en el País de las Maravillas" de Lewis Carroll



Confieso que me encanta el idioma español, conozco bastante de otros idiomas, pero el español no deja de deslumbrarme. Una palabra que siempre me gustó, por varios motivos, es "sirimiri", una palabra que aparentemente pertenece a una región particular de España, pero que incorporó la RAE, y que sería una especie de llovizna, una lluvia continua y copiosa, abundante, pero de gotas muy pequeñas, casi imperceptible. Sirimiri es una palabra que deriva de una onomatopeya, por eso la sonoridad al pronunciarla -lo que, para mí, la hace más atractiva-, es una palabra con cierto brillo que alude a un fenómeno usualmente gris.

En mi habitación hay una ventana que está a la altura de una luminaria de la calle, una luz antigua, dueña de un resplandor ámbar que rebota en el espejo (frente a la ventana) y se diluye en el cuarto. La noche tiene, en esta ciudad, una orquesta de sonidos particulares, que a determinadas horas, cuando la calma gobierna, se vuelven susurro en el oído de quienes quieren oír. Hay noches en las que el murmullo de la llovizna se suma al susurro de las sombras y, a unos pocos, nos regalan una sinfonía de recuerdos.

Hundido en la oscuridad, mirando al espejo devolver ese horrendo resplandor, oyendo la misma triste sinfonía, pensé: "Sirimiri en la calle" y al instante vinieron a mí recuerdos que me dibujaron una leve sonrisa a mano alzada para después borrarla con el codo. De buenas a primeras, otra sonrisa apareció flotando en el aire, luego una silueta apenas visible se materializó detrás de ella, y sentada en la ventana, sosteniendo un libro entre sus rodillas, ella me dijo despacito, citando una obra de Carroll, "Y si dejara de soñar contigo, ¿qué crees que te pasaría?", y entonces desapareció.

Así, hay noches en las que sobrevivo a la ambigüedad de extrañar a una mujer y a la vez desear no haberla conocido nunca. ¿Se puede extrañar a alguien mientras se desea que no vuelva jamás?

"Mala memoria, la que sólo funciona hacia atrás" (Lewis Carroll en su novela "A través del espejo")


Sirimiri

I

Sirimiri en la calle y una luz en el espejo,

tu recuerdo en mi ventana,

goteando tu triste reflejo,

me dibuja en su estela tus labios, un beso,

tus deudas impagas

y mis anhelos ilesos.

II

Niegas tus palabras y me golpea su peso,

yo las repaso en mi alma

y tú sabes que no quiero.

Aún queda la sonrisa que cae de mis dedos

sobre esta cama blanca,

con grafito por cuerpos.

III

Sirimiri en la calle, ausencia en el espejo,

plegaria hecha lágrima,

sudor hecho de sueños.

Futuro y planes en las tumbas del recuerdo,

la mujer que me amaba:

espejismo en el desierto.

IV

Alianzas entre ratas, un grito hecho trueno.

Esas imágenes que matan,

celebran que esté muerto.

Promesas baratas que, juraste, eran del cielo,

se deshicieron con el agua,

se esparcieron por el suelo.

V

Sirimiri en la calle y una Alicia en el espejo,

el pasado que me atrapa

en un mundo que no tengo;

un ángel que colgaba, abriéndome el infierno,

aquel reloj que se guardaba

robándome hasta el tiempo.

VI

Sirimiri en la calle, la oscuridad en el espejo,

hay una luz sobre mi cara

¿Cómo es que aún no me veo?

Será que no hay más alma, queda sólo el cuerpo,

y un fantasma que te extraña,

mas no te quiere ver de nuevo.

 

Besos y abrazos varios, según la ocasión.

NACHO

15.4.22

Cambio de cristal

"Y hoy que abrí los ojos
Te veo tal como eres
Tú vives la farsa, tú vives la farsa"
"Farsante" de Javier Solís


Cami by NACHO

Siempre me resultó increíble cómo vemos a la persona que amamos, inconscientemente la miramos a través de un cristal que le borra los defectos y la vuelve casi perfecta, no importa lo que diga el resto, para nosotros sigue siendo perfecta. Pero cuando todo termina, cuando superamos esa etapa de enamoramiento ciego, de ver lo que no es, cuando cambiamos el cristal, vemos su verdadera forma; es sorprendente lo mucho que puede cambiar una persona cuando la miramos con otro cristal. Me pasó, de buenas a primeras la vuelvo a ver y es como que hasta dejó de resultarme atractiva, es decir, sí, es muy linda, pero no es extraordinaria, es más, comienzo a ver un montón de razones por las que sería imposible que estemos juntos (o que volvamos, para el caso).

Alguna vez hablé de poner a las personas en un pedestal, y mencioné que mientras más alto el pedestal, más dura o más difícil de asimilar es la caída; pues bien, supongo que tenía razón... y debe haber sido alto el pedestal porque, como dice la canción, "la imagen te desfiguró". José Ramón Alonso es neurobiólogo, y explica que "La parte del cerebro que está detrás de nuestra frente se llama corteza frontal. Es el centro de las funciones ejecutivas, el juicio crítico, la planificación y la lógica. En el amor, esa zona se inactiva y en cierta manera todos estos procesos se echan por la borda. La disminución de la actividad de esa área del cerebro se traduce en una suspensión del juicio, en una relajación de los criterios racionales con los que juzgamos a otras personas. El amor hace que no veamos los defectos de la persona que nos gusta ni los peligros que puede entrañar la relación", en otras palabras, vemos lo que nos muestra el benévolo cristal que mencionaba al principio.

Ella rompió el cristal cuando se fue... hizo indispensable el cambio... Ella empacó y se fue sin decir "adiós"... Honestamente, espero que haya encontrado un lugar a dónde ir, donde pertenezca, porque por estos lares ya no puede volver.

Otro viejo dibujo y algún intento de poema... ¡Que la historia me juzgue!

 

Careta derretida

I

Te ves peor de lo que imaginas

con tus trajes de mentiras

y tus pinturas de ficción.

II

Si el espejo en que te miras

te devuelve esa filmina,

no te asustes por favor.

III

Ahora entiendo, vos serías,

por qué de todos, menos mía,

por qué esta suma nos restó.

IV

Si tu sonrisa es de fantasía,

comedia barata es tu alegría,

y casi te compro ese buzón.

V

Si al fin de cuentas me mentías,

no eras tan bella como creía,

qué mal te queda esa traición.

VI

Con tus vaivenes de porquería

ensuciaste lo que sentía

sólo por simple diversión.

VII

Ya con tu careta derretida,

veo el error que cometía

al pensarme que eras vos.

VIII

Hoy tienes todo lo que odiaría,

un adorno de astas pulidas,

y enredo en fecha de extinción.

IX

Sabés, te agradezco la partida,

yo ni sabía en qué me metía,

me salvaste de un error.

X

En el fin que tu farsa a vos te mida

cuando la negra pida tus días,

y que ojalá puedas pedir perdón.

 

Besos y abrazos varios (según correspondan).

NACHO

14.4.22

Después

"Después, qué importa del después,
toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado"
"Naranjo en flor" de Homero y Virgilio Expósito



No es tan fácil terminar una relación, al menos no para mí. Sostengo que no hay una forma simple o fácil de "romper" una pareja. De por sí, la palabra "romper" implica algo duro, doloroso, irreparable, es decir, que no tiene retorno, no hay marcha atrás. Romper viene del latín rumpere, que significa hacer pedazos o hacer estallar, por eso usamos también la palabra "cortar", porque no hay forma de que eso (ese vínculo, ese lazo) vuelva a ser como antes, se puede atar, se puede pegar, pero definitivamente seguirá estando roto, y se ve, se nota. También implica dolor, daño, hay algo que se desgarra, que se quiebra, que se hiere, y tiene sentido, ¡hubo amor, carajo! ¡¿Cómo no va a doler?! ¡¿Cómo no va a lastimar?! ¡¿Cómo no va a haber llanto, gritos, reproches, arrepentimiento?!

Por lo general (no quiero usar absolutos para no ponerme polémico) las rupturas no son de "mutuo acuerdo", es decir, casi siempre (miren cómo me cuido) hay uno que no quiere romper, hay uno que sale herido, hay uno que quiere seguir apostando a esa relación; y por lo general, en mi historia al menos, ese uno es uno. Me tocó forzarme a olvidar, me tocó superar, me tocó desenamorarme, y me toca mirar atrás, en perspectiva, recordar lo que fue, rememorar el antes y mirar, con algo de espíritu crítico, el después. No niego que en cierto punto el dolor era tan grande que llegué a pensar que, como dice el tango, toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado, que no importaba el después, que no estaba el después.... pero está, quiero que sepan que está.

Perdonen el mamarracho y el pobre intento de poema.


Después

I

Fuimos de un amor distante

de eternos amantes de verso, prosa y pixel.

Fuimos de demonios ardientes

tras pantallas inertes y promesas de papel.

II

A ti que el tiempo te seguía

con besos que escondías y errores por crecer.

A ti que vivías arrepentida

te perdoné todos tus días y los meses en volver.

III

Tú, que me trataste de descarte

cuando sólo supe amarte y darme a tu merced.

Tú, que en el río me abandonaste,

para ti sólo fui un lastre y una foto en tu pared.

IV

Yo, que como un niño te veía

tan perfecta, pero mía -o eso quise creer-.

Yo, que te di toda mi vida,

que en la cima te ponía, hoy te veo caer.

V

A mí, que tus ojos me podían,

tu desnudez me derretía y tu boca quise morder.

A mí, que tu ausencia me dolía,

me dejaste mil heridas y un amor hecho puré.

VI

Hoy, que con otro ya te alejas,

que de mí ya no te acuerdas y tus sueños desalojé.

Hoy, que mis noches ya son viejas,

que tu ducha no me piensa y a tu valle no viajé.

VII

Y hoy que sólo somos dos extraños

que se conocen hace años y no se pueden ya ni ver.

Y hoy que sigo sintiendo algo,

a pesar de tus engaños, tu me preguntas si te amé.

VIII

Sabes que yo aún no te absuelvo

del daño que has hecho, de la mentira en tu piel.

Sabes que deslucen tu recuerdo

las promesas que has muerto y el silencio en tu después.


Besos y abrazos virtuales varios.

NACHO

27.3.22

Cuatro hielos - Distinto (5)

El buen gusto por la música se hereda, o al menos eso dicen las voces que susurra el viento. El buen gusto por la música se hereda, pero a apreciar los sonidos se aprende, no es algo que nos viene dado, sino que se trata de una habilidad que se practica casi a diario.

Esa noche había música de fondo, apenas solapada por el murmullo del caucho rodando sobre el asfalto. La ruta de noche se vuelve atractiva y misteriosa, se muestra seductora, insinuante, con el peligro y la duda de lo que puede aparecerse dentro del halo de luz que se proyecta en el pavimento. La ruta de noche resulta inquietante, pero también te regala la paz que, como un bálsamo sobre los pinchazos en tu pecho, transmiten las estrellas del cielo y las eventuales luces del camino. La buena compañía ayuda en cualquier viaje, dos bellas mujeres venían conmigo, cantando y riendo; pero este viaje no era cualquier viaje, porque en esta ocasión, la ruta -y lo que sucede en sus orillas- no era el camino sino el destino.

Como si estuviera bajo la spotlight de un escenario, un solitario comedor se mostraba rodeado de oscura nada, a un lado de la ruta. Camiones de distintos tamaños y apagados colores dibujaban una corona flanqueando la entrada al lugar, guardianes de metal, custodios de la puerta de su Edén. Un cartel de neón sobre la gigantesca entrada repetía, casi como con un eco silencioso, el nombre del lugar que figuraba en un inmenso poste para que se viera a la distancia, una palabra: “Diner”. Desde las gigantescas ventanas se veía una barra de madera salpicada del rojizo resplandor de las luces y los colores del lugar; sobre la esa barra se leía en unas letras fileteadas el nombre de su propietario: “Manolo”.

Entramos al lugar entre risas y chistes internos, quizás algunas palabras con doble sentido. Uno de esos hermanos que me dio la vida me recibe con un fuerte y sentido abrazo, el propio Manolo ahora saluda a las damas, les regala algún piropo, y nos enseña la mesa que celosamente nos había reservado.

- ¿Qué tal preparan el fernet acá? -. Pregunté disimulando un ruego.

- Noooo, Nacho, acá primero vas a probar mi gin-tonic. ¡Te va a volar la cabeza! Jejeje - Soltó en tono jocoso - Y para ustedes también hay -. Agregó guiñando un ojo.

Trajo cuatro gin-tonics y se sentó con nosotros en la mesa, su sabor delataba un toque especial, Manolo decía que eran los cuatro hielos, pero yo creo que era jengibre. Por un momento todos los sonidos que nos rodeaban desaparecieron y fuimos sólo nosotros, cuatro amigos disfrutando de la presencia de los otros.

- Tengo ganas de que reversionemos algunas rolas, hermano… y después improvisamos algo, ¿te sumás? -. Me preguntó mi amigo.

- ¡Ni lo dudes! -. Contesté.

Varios tragos y algunas notas después, cuando el humo volvía a abrazar la mano de Manolo, bajamos de ese pequeño escenario lleno de instrumentos a disposición. Nos esperaban un par de sonrisas radiantes y ojitos brillosos, unos tragos recién preparados y cuatro hielos en cada vaso.

A dos mesas de distancia un sujeto, un poco más bajo que el promedio, de contextura robusta y tambaleo etílico, se pone de pie y comienza a gritarle a su esposa. Insultaba y amenazaba a cuanta persona lograba fijar con su nublada vista. En un arrebato de violencia toma un cuchillo y lo clava con firmeza en la mesa, frente a su esposa; esta escena nos expulsó a mi amigo y a mí de nuestros asientos y nos dispusimos abalanzarnos sobre él, mas nos contuvimos al ver que se alejaba de la mesa. Manolo le hizo un gesto a quien atendía la barra y éste redirigió la seña a dos mozos, como si pidiera refuerzos; los 3 juntos se aproximaban al violento que sólo atinó a subirse al escenario de un salto, posicionarse detrás del piano, tomarlo por debajo y amenazar con tirarlo. Claramente adivinó las intenciones de quienes intentamos abordarlo. Los ojos de mi amigo salían de sus órbitas y quienes pretendían detenerlo aceleraron el paso, esto provocó la reacción del violento que, sin pensarlo dos veces, arroja el piano, salta del escenario y huye por la puerta corriendo.

En pocos segundos las risas y los tragos se convirtieron en pasado. Mi amigo juntaba teclas de piano del suelo con el rostro inescrutable. El joven que atendía la barra se acercó a Manolo para avisarle que no lo pudieron encontrar.

- La mayoría de nuestros clientes son camioneros, y la mayoría de ellos son clientes frecuentes. Que se corra la voz: recompensa a quien lo encuentre y me lo traiga -. Los ojos de Manolo eran sólo comparables con los de algún salvaje depredador impaciente por hacerse de su presa, inyectados de sangre, irracionales.

Pocos minutos después, mi amigo y yo atravesábamos la puerta con la cabeza en alto, la mirada a la distancia, buscando vida en la oscuridad que nos rodeaba. Bastaron unos instantes para distinguir una silueta, como la del violento cliente, que corría en dirección al oeste, a una importante distancia, bañada por un breve momento por una luz blanca, como la de un flash, mas se trataba de los faros de un camión tomando una curva a gran velocidad.

De los eventos de aquella noche no hablamos más, por primera vez nos dejó iguales algo que debió hacernos distintos. La historia se enfrió con la velocidad con la que se olvidan los sueños. Yo aún recuerdo haber visto a una mujer dejando caer un vaso, con un sorbete y, por supuesto, cuatro hielos.