14.4.22

Después

"Después, qué importa del después,
toda mi vida es el ayer
que me detiene en el pasado"
"Naranjo en flor" de Homero y Virgilio Expósito



No es tan fácil terminar una relación, al menos no para mí. Sostengo que no hay una forma simple o fácil de "romper" una pareja. De por sí, la palabra "romper" implica algo duro, doloroso, irreparable, es decir, que no tiene retorno, no hay marcha atrás. Romper viene del latín rumpere, que significa hacer pedazos o hacer estallar, por eso usamos también la palabra "cortar", porque no hay forma de que eso (ese vínculo, ese lazo) vuelva a ser como antes, se puede atar, se puede pegar, pero definitivamente seguirá estando roto, y se ve, se nota. También implica dolor, daño, hay algo que se desgarra, que se quiebra, que se hiere, y tiene sentido, ¡hubo amor, carajo! ¡¿Cómo no va a doler?! ¡¿Cómo no va a lastimar?! ¡¿Cómo no va a haber llanto, gritos, reproches, arrepentimiento?!

Por lo general (no quiero usar absolutos para no ponerme polémico) las rupturas no son de "mutuo acuerdo", es decir, casi siempre (miren cómo me cuido) hay uno que no quiere romper, hay uno que sale herido, hay uno que quiere seguir apostando a esa relación; y por lo general, en mi historia al menos, ese uno es uno. Me tocó forzarme a olvidar, me tocó superar, me tocó desenamorarme, y me toca mirar atrás, en perspectiva, recordar lo que fue, rememorar el antes y mirar, con algo de espíritu crítico, el después. No niego que en cierto punto el dolor era tan grande que llegué a pensar que, como dice el tango, toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado, que no importaba el después, que no estaba el después.... pero está, quiero que sepan que está.

Perdonen el mamarracho y el pobre intento de poema.


Después

I

Fuimos de un amor distante

de eternos amantes de verso, prosa y pixel.

Fuimos de demonios ardientes

tras pantallas inertes y promesas de papel.

II

A ti que el tiempo te seguía

con besos que escondías y errores por crecer.

A ti que vivías arrepentida

te perdoné todos tus días y los meses en volver.

III

Tú, que me trataste de descarte

cuando sólo supe amarte y darme a tu merced.

Tú, que en el río me abandonaste,

para ti sólo fui un lastre y una foto en tu pared.

IV

Yo, que como un niño te veía

tan perfecta, pero mía -o eso quise creer-.

Yo, que te di toda mi vida,

que en la cima te ponía, hoy te veo caer.

V

A mí, que tus ojos me podían,

tu desnudez me derretía y tu boca quise morder.

A mí, que tu ausencia me dolía,

me dejaste mil heridas y un amor hecho puré.

VI

Hoy, que con otro ya te alejas,

que de mí ya no te acuerdas y tus sueños desalojé.

Hoy, que mis noches ya son viejas,

que tu ducha no me piensa y a tu valle no viajé.

VII

Y hoy que sólo somos dos extraños

que se conocen hace años y no se pueden ya ni ver.

Y hoy que sigo sintiendo algo,

a pesar de tus engaños, tu me preguntas si te amé.

VIII

Sabes que yo aún no te absuelvo

del daño que has hecho, de la mentira en tu piel.

Sabes que deslucen tu recuerdo

las promesas que has muerto y el silencio en tu después.


Besos y abrazos virtuales varios.

NACHO

No hay comentarios:

Publicar un comentario