toda mi vida es el ayer
No es tan fácil terminar una relación, al menos no para mí. Sostengo que no hay una forma simple o fácil de "romper" una pareja. De por sí, la palabra "romper" implica algo duro, doloroso, irreparable, es decir, que no tiene retorno, no hay marcha atrás. Romper viene del latín rumpere, que significa hacer pedazos o hacer estallar, por eso usamos también la palabra "cortar", porque no hay forma de que eso (ese vínculo, ese lazo) vuelva a ser como antes, se puede atar, se puede pegar, pero definitivamente seguirá estando roto, y se ve, se nota. También implica dolor, daño, hay algo que se desgarra, que se quiebra, que se hiere, y tiene sentido, ¡hubo amor, carajo! ¡¿Cómo no va a doler?! ¡¿Cómo no va a lastimar?! ¡¿Cómo no va a haber llanto, gritos, reproches, arrepentimiento?!
Por lo general (no quiero usar absolutos para no ponerme polémico) las rupturas no son de "mutuo acuerdo", es decir, casi siempre (miren cómo me cuido) hay uno que no quiere romper, hay uno que sale herido, hay uno que quiere seguir apostando a esa relación; y por lo general, en mi historia al menos, ese uno es uno. Me tocó forzarme a olvidar, me tocó superar, me tocó desenamorarme, y me toca mirar atrás, en perspectiva, recordar lo que fue, rememorar el antes y mirar, con algo de espíritu crítico, el después. No niego que en cierto punto el dolor era tan grande que llegué a pensar que, como dice el tango, toda mi vida es el ayer que me detiene en el pasado, que no importaba el después, que no estaba el después.... pero está, quiero que sepan que está.
Perdonen el mamarracho y el pobre intento de poema.
Después
I
Fuimos de un amor
distante
de eternos amantes
de verso, prosa y pixel.
Fuimos de demonios
ardientes
tras pantallas
inertes y promesas de papel.
II
A ti que el tiempo
te seguía
con besos que
escondías y errores por crecer.
A ti que vivías
arrepentida
te perdoné todos
tus días y los meses en volver.
III
Tú, que me
trataste de descarte
cuando sólo supe
amarte y darme a tu merced.
Tú, que en el río
me abandonaste,
para ti sólo fui
un lastre y una foto en tu pared.
IV
Yo, que como un
niño te veía
tan perfecta, pero mía
-o eso quise creer-.
Yo, que te di toda
mi vida,
que en la cima te
ponía, hoy te veo caer.
V
A mí, que tus ojos
me podían,
tu desnudez me
derretía y tu boca quise morder.
A mí, que tu ausencia
me dolía,
me dejaste mil
heridas y un amor hecho puré.
VI
Hoy, que con otro
ya te alejas,
que de mí ya no te
acuerdas y tus sueños desalojé.
Hoy, que mis noches
ya son viejas,
que tu ducha no me
piensa y a tu valle no viajé.
VII
Y hoy que sólo
somos dos extraños
que se conocen
hace años y no se pueden ya ni ver.
Y hoy que sigo
sintiendo algo,
a pesar de tus
engaños, tu me preguntas si te amé.
VIII
Sabes que yo aún
no te absuelvo
del daño que has
hecho, de la mentira en tu piel.
Sabes que deslucen
tu recuerdo
las promesas que
has muerto y el silencio en tu después.
Besos y abrazos virtuales varios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario