"If you belive in the power of magic
It's all a fantasy
So if you need to belive in someone
Just pretend it's me
It ain't enough that we meet as strangers
I can't set you free
So will you turn your back forever
On what you mean to me?
Don't answer me, don't break the silence
Don't let me win
Don't answer me, stay on your island
Don't let me in"
"Don't answer me" de The Alan Parsons Project
Hay quienes aman estar solos, encuentran paz en sí mismos, saben estar solos o, incluso, buscan estar solos (consciente o inconscientemente). Para otros, la soledad les es indiferente, la propia y la ajena, pues saben estar solos si les toca. Y finalmente están quienes tienen pánico a estar solos o son incapaces de estar solos, los que huyen de la soledad. Yo desconfío de este último grupo de personas, gente que no se atreve a romper una relación por miedo a no saber construir una nueva; se vuelven conformistas, se autoconvencen de que es lo que les toca, de que no queda otra, de que la felicidad y el amor son cosas de cuentos de hadas.
Pienso que el amor es caprichoso y no conoce de tiempos, por eso no llega ni temprano ni tarde, por eso no se sabe apurar. La soledad, en cambio, invita a quienes le huyen a mirar el reloj (sin respetar los tiempos del otro, tal vez), y les infunde el temor a quedarse solos, apuntándoles a la cabeza con ese revolver de tambor de 12 balas. Así, algunos sostienen que deben casarse antes de los 30, tener 3 hijos antes de los 36, ser abuelos después de los 55 años y morir después de los 80; por lo que no buscan una pareja, sino un socio que se adapte a su agenda, y si no logran "atar" a la persona que aman, si no logran convertir en ese socio al ser amado, buscan a cualquier otro que se acomode a su plan, el primero que se deje "atar". Estos individuos son quienes viven apurados, convencidos de que dos o tres agujas pesan más que el amor, es como si tuvieran un proyecto preprogramado o una suerte de lista de quehaceres para ir tachando, quizás literalmente piensan: "busco a cualquiera que me dé el sí, ¡pero ya!". Un buen día, se levantan a la mañana, se miran al espejo y no se reconocen, "esta no era la vida que se suponía que tenía que tener, este no era el plan, esa persona no soy yo"... Entonces aparece como única opción la de cambiar a la persona que está del otro lado del espejo: cirugías, tintura, maquillaje, casa, auto (el fondo también cuenta en la foto), lo que sea que haga falta. Esas personas, en unos años, tendrán a su lado a su bendito socio (y quizás a la amante que no sale en la postal), una versión plástica de sí, algunos hijos (fácil es caer en la cuenta de que si le tenés miedo a la soledad, siempre se puede tener uno o dos hijos para que la soledad no te encuentre), un amor colgado en el WhatsApp placar y la insatisfacción de haber cumplido con una lista que no tiene los ingredientes ni la receta de la felicidad; con el tiempo habrán vivido una vida vacía en una foto completa, soportando falsamente la careta, la fachada, la ficción, que ellos mismos construyeron.
¿Puede un calendario o un reloj decirte a qué edad te vas a enamorar? ¿Puede un almanaque decirte cuándo tener hijos o cuándo unirte en matrimonio? ¿Tienen antiguos mandatos sociales o los apuros del tiempo algo que ver con el amor o con la felicidad?
Ella supo acercarse y alejarse como el sol a la tierra; ella solía decir que la magia se perdía y (cada tanto) que el universo le decía que debíamos estar juntos; ella me dio la espalda y me dejó sin importar lo que yo sentía, y luego volvía, pidiendo perdón; ella decía quererse y aceptarse, y cambiaba por completo como si asco a sí misma se tuviera; ella buscó otro horizonte, pero (de tanto en tanto) me hace saber que aún extraña el nuestro, el horizonte que solíamos ver juntos. Jekill y Hyde, el yin y el yang, un ángel y un demonio, la panacea y la caja de Pandora... todo al mismo tiempo.
¿Y yo? Yo la amaba, pero hay cosas que no se perdonan; yo la amaba, pero hoy no la reconozco; yo la amaba, pero entendí que no es quien dijo que era; yo la amaba, pero definitivamente a ella le importó muy poco.
El dibujo grita su nombre, el poema es un capricho.
Hoy sola, Soledad, sé que piensa en mí.
Hoy sola, Soledad, quiere saber si la lloro.
Por favor, Soledad, no vuelvas a escribir.
Por favor, Soledad, ya déjame estar solo.
Sola
I
Sola Soledad se
acuesta con el pasado,
lozano souvenir
descansa sobre su pecho,
llora amargamente
por lo que ha dejado
mira a su lado, un intruso en su lecho.
II
Ella en sus
noches, se sabe, no duerme,
y de las horas
que tiene le sobran la mitad,
ya ella no sueña,
los sueños le duelen,
los ogros que vuelven comienza a extrañar.
III
Sola Soledad
cambia rutina por deseo,
le busca piecitos
a un amor que no quiere,
loca elige matar
a la mujer del espejo,
si no conoce el rostro que la mira de frente.
IV
Ella en su tiempo
no te admite la espera,
pisotea relojes
con sus tacones de acero,
ella habla de
amor cuando tan solo juega
mientras incendia poemas en un basurero.
V
Sola Soledad a los hombres los condena
si, temerarios, de ella tal vez se enamoran;
con el frío de
Moscú se juega una ruleta,
caen corazones con disparo a quemarropa.
VI
Ella se viste de
sombras y tantea su cuerpo,
lo que los ojos
no ven las yemas adivinan,
ella siente en
presente, fantasea en pretérito,
anhelando el futuro al que ella hizo utopía.
VII
Sola Soledad
imagina lenguas de fuego,
flota en la
humedad de la piel que le quema,
trata de adivinar
si aquella luna en el cielo
puede aún escuchar lo que en voz baja desea.
VIII
Ella en alguna
pared cuelga dos o tres versos,
habla de Klimt,
de Monet y de Diego Rivera,
ella pinta con
palabras, se mancha los dedos,
y se vende en disfraces de alguna quimera.
IX
Sola Soledad contempla la hora con hastío
y dibuja calendarios para ver lo que pierde.
Sola Soledad finge llenar su espacio vacío
con un aro de metal y algún alma inocente.
X
Sola Soledad camina en su escenario,
ella no quiere actuar, sólo quiere su boda,
sola Soledad quiso el cuento imaginario
y termina llorando en su vals ella sola.
Solitarios besos y abrazos varios.
NACHO