Te veo tal como eres
Alguna vez hablé de poner a las personas en un pedestal, y mencioné que mientras más alto el pedestal, más dura o más difícil de asimilar es la caída; pues bien, supongo que tenía razón... y debe haber sido alto el pedestal porque, como dice la canción, "la imagen te desfiguró". José Ramón Alonso es neurobiólogo, y explica que "La parte del cerebro que está detrás de nuestra frente se llama corteza frontal. Es el centro de las funciones ejecutivas, el juicio crítico, la planificación y la lógica. En el amor, esa zona se inactiva y en cierta manera todos estos procesos se echan por la borda. La disminución de la actividad de esa área del cerebro se traduce en una suspensión del juicio, en una relajación de los criterios racionales con los que juzgamos a otras personas. El amor hace que no veamos los defectos de la persona que nos gusta ni los peligros que puede entrañar la relación", en otras palabras, vemos lo que nos muestra el benévolo cristal que mencionaba al principio.
Ella rompió el cristal cuando se fue... hizo indispensable el cambio... Ella empacó y se fue sin decir "adiós"... Honestamente, espero que haya encontrado un lugar a dónde ir, donde pertenezca, porque por estos lares ya no puede volver.
Otro viejo dibujo y algún intento de poema... ¡Que la historia me juzgue!
Careta derretida
I
Te ves peor de lo que imaginas
con tus trajes de mentiras
y tus pinturas de ficción.
II
Si el espejo en que te miras
te devuelve esa filmina,
no te asustes por favor.
III
Ahora entiendo, vos serías,
por qué de todos, menos mía,
por qué esta suma nos restó.
IV
Si tu sonrisa es de fantasía,
comedia barata es tu alegría,
y casi te compro ese buzón.
V
Si al fin de cuentas me mentías,
no eras tan bella como creía,
qué mal te queda esa traición.
VI
Con tus vaivenes de porquería
ensuciaste lo que sentía
sólo por simple diversión.
VII
Ya con tu careta derretida,
veo el error que cometía
al pensarme que eras vos.
VIII
Hoy tienes todo lo que odiaría,
un adorno de astas pulidas,
y enredo en fecha de extinción.
IX
Sabés, te agradezco la partida,
yo ni sabía en qué me metía,
me salvaste de un error.
X
En el fin que tu farsa a vos te mida
cuando la negra pida tus días,
y que ojalá puedas pedir perdón.
Besos y abrazos varios (según correspondan).
NACHO