16.2.23

Del gozo y lo otro

"Gozar
es tan parecido al amor (y más barato)
Gozar
es tan diferente al dolor."

 "Fanky" de Charly García




Nos conocimos como por casualidad, o algo así, ella me buscó a mí y yo automáticamente pensé que se trataba de una apuesta o de algún mal chiste. Ella era joven y hermosa, de una belleza que rozaba el absurdo, y yo... bueno, yo... yo simplemente era. Lo nuestro fue algo repentino, inesperado, impensado, yo no buscaba a nadie, estaba solo, abandonado, sencillamente existiendo; y ella apareció. Casi por coincidencia, por cosas de la vida, todo se daba a pedir de boca, apareció un lazo invisible que nos unía aunque quisiéramos separarnos, lo podíamos sentir los dos.
Cierto día, el viento (astuto y tramposo como es) hizo que llegara a sus oídos las palabras "destino" y "magia", eso que es cosas de hadas y ogros, adivinación y pitonisas, pero también de cuentos fabulosos; la coincidencia, los cuerpos y el tiempo hicieron el resto. Entre nosotros había una emoción nueva, intensa, placentera, nos gustábamos mucho y la verdad era que también nos gustaba eso que sentíamos. En otras palabras, había gozo... y si no era amor, se parecía bastante... si no era felicidad, se acercaba mucho.
A un paso del gozo (y a la vez, opuestos al mismo) se encuentran el disgusto, el desagrado y, en ocasiones, el mismísimo dolor. La distancia (y los tiempos distintos) trajo el disgusto; la in-coincidencia (aun luego de tanta coincidencia) trajo el desagrado; y la desilusión (el fin de la ilusión, de la magia) trajo el dolor. Como si dos personajes de una misma historia, concebidos el uno para el otro, fueran colocados -caprichosamente- en páginas distintas de un mismo libro. Destinados a buscarse, destinados a encontrarse, mas no a estar juntos.
De lo dicho quedaron los escombros: Un proyecto de café (o café proyectado) que jamás pudo ser. Sexo salvaje y violento (tan distinto al amor) que sólo es realidad en dos o tres sueños. Un lugar en el mundo, que fue de los dos y hoy no es de ninguno. Ese aroma a poco, a algo inconcluso, a señal de retorno, a que esto no es todo... Pero al final del día, ¿quién nos quita lo gozado?

Un dibujo irreverente, un poema imposible, una entrada incorregible.

Si la magia se manchó
con un café que no fue,
no era magia, mi amor,
ni tampoco fue el café.

Nosotros

I

Nos conocimos por capricho,

nos mensajeamos por respeto,

y como guiados por el destino

nos desvestimos en secreto.

II

Que dos versos no eran nada,

que insinuarnos no era lo nuestro,

que yo me moría por tus nalgas,

que tus ganas me querían dentro.

III

“No me importa dónde acabas,

con verte llegar yo sólo sueño”,

vos sonrojada me confesabas

que era un antojo de Morfeo.

IV

Tus dedos rozaban tus labios,

tus manos no pedían silencio,

tus ojos no decían “te amo”,

pero tu boca me soltaba un beso.

V

Tu quejido quebraba el silencio,

la piel se erizaba ante tal osadía,

dos falanges se volvían recuerdo,

brillaba el placer que se escurría.

VI

Eran tuyos todos mis desvelos,

te veneraban todos mis ratones,

no había cielos, no había infiernos,

fuego de libidinosas pasiones.

VII

Y era de ti mi camisa blanca,

era de ti desnudarte al espejo,

que era de ti caminar en patas

pisoteando algunos deseos.

VIII

Era de ti enredarte en la cama,

era de ti mostrar tus antojos,

era de ti planear un mañana,

lazo inescindible entre nosotros.

IX

Dueña del tiempo y del placer,

de cada pausa, de cada foto,

de los oniros que viste arder,

de la existencia de este ogro.

X

Y ahora que ya no te tengo,

no te quiero, pero te añoro;

tu recuerdo desata un incendio,

nombrarte me llena de odio.

XI

Sin embargo, en mí memoria,

está pendiente lo que no fuimos,

una página en nuestra historia,

el borrador que no escribimos.

XII

Que soñamos un café bajo el tejado

en algún pueblo de montaña,

sentir la brisa de aroma serrano

y revivir de placer en cada mañana.


Besos calentitos en la comisura de los labios y abrazos prolongados que confundan los latidos.

NACHO