LUDOVICO - ¡Quitadle la espada!
YAGO - Sangro, mi señor, mas no estoy muerto.
OTELO - No me das pena. Prefiero que vivas, pues, en mi sentir, la muerte es la dicha."
Fragmento de "Otelo" de William Shakespeare.
Escribo, como creo haberlo comentado, de manera asidua desde los 12 años. Empecé a escribir por amor a la música, mi primer poema fue un torpe e infantil intento de hacer una canción. Con el tiempo fui empujado por el deseo de escribir una canción que pueda cantar solo y para mí mismo, una canción que me dé placer cantar y que revele todo aquello que nunca logro expresar sin la compañía de una melodía. A mis 30 años de edad me doy cuenta de que la música y la poesía son una parte esencial en mi vida, necesito de ambas para poder vivir. También me doy cuenta de que a la primera no puedo escribirla porque nunca aprendí a leerla y que a la segunda no puedo leerla porque sólo deseo escribirla y, con suerte, hacerlo de la manera más inconsciente que me salga. Para ésto último se necesita inspiración, una musa, en el mejor de los casos.
Hace unos días un amigo me recordó a una mujer que me inspiró muchísimo, casi en la misma medida en la que me lastimó, e incluso ese mismo dolor me inspiró.... mi amigo me recordó que hace mucho que no la veo, siquiera, que hace mucho que salí de su vida y ella de la mía... y entonces, ahogado en un poco de dorada pócima quitapenas, en soledad, me surgió una pregunta: "¿qué me dejó?"....... Era obvio que ya no nos teníamos el uno al otro, que a mí me dió inspiración y me dejó un montoncito de poemas, escritos, reflexiones, canciones y hasta una razón para cantar.... ¿y yo a ella? Nada... ella pudo tener un poeta a su lado, un amor sincero y pasional, pudo tener canciones al oído, retratos en la pared, ella pudo tener a este tonto con el que a veces soñaba y que la hacía ruborizar cuando le recitaba algún poema.... pudo tener música y poesía, una vida de poesía...... pero no, no fue lo que eligió...
No pude imaginar una vida sin poesía.... no quise imaginar su vida.... creo que, a la distancia, ella extraña lo que creía seguro, lo que creyó que siempre tendría... debe ser duro vivir el presente persiguiendo un futuro en el que esperamos repetir el pasado.
Espero que me sepan entender.....
A falta de dibujo, selfie con efecto... Y poema de rigor, obvio...
Sin poesía
I
Bajo los
vestigios de aquel precario puente,
si es que
hubo alguno entre vos y yo,
pasó todo
un río de años silentes
en los que
la ausencia al recuerdo venció.
II
Alguien
acercó tu nombre a mi oído
y en un
descuido casi pienso en vos,
tan sólo
callé lo que odiaría haber dicho
no
obstante, lo admito, algo en mí revivió.
III
Mil y un
recuerdos afloraron con la noche
y esta vez
no dejé que se arraigaran en mí,
confieso
que amé, sufrí y entré en razones,
que quizás
a algún poema tu nombre le dí.
IV
Quizás me
equivoque y ya no me lees,
quizás estas
palabras se queden en el viento,
quizás en
tus sueños ya no estoy presente,
quizás te
olvidaste hasta de mis versos.
V
Mas hoy no
escribo por vos ni por nosotros,
hoy le escribo
al amor que di en vano,
hoy le
escribo a aquel sincero corazón roto
que se
deshizo en mil formas de decirte “te amo”.
VI
Hoy me
inspiro en todas esas palabras
que letra
por letra sangraron de mis manos,
me inspiro
en las rimas que me lastimaban,
que colgaba
en mi pecho con números romanos.
VII
Me inspiro
en mi pasado parado en mi presente,
me inspiro
en la ficción de un amor de novela;
y asumo la
cruel realidad que golpea fuerte,
la de saber
que el amor en novelas se queda.
VIII
Y es que
aprendí a vivir de poema en poema,
que las musas
son eternas en la memoria,
aprendí que
las estrofas no siempre queman,
que en los
finales comienzan nuevas historias.
IX
A la mala
entendí que aún sin ti yo respiro,
que mis
manos escriben aunque no estés cerca,
que algo
vive en mí, y no sé si estoy vivo,
que tu
nombre se ha vuelto una palabra cualquiera.
X
Enardecido
en mi pasión ya caigo en la cuenta
de que aún
me queda la música y la poesía,
me quedan
algunas pocas historias abiertas
y un par de
estrofas de una nueva despedida.
XI
Mientras
que a ti te queda un corazón frío,
una fábula
de dos con límites y candados,
el recuerdo
del sol y de canciones en el río,
un presente
que siempre va a añorar el pasado.
XII
Te quedan
los laureles de diplomas colgados
y dos o
tres sonrisas en las estanterías,
cada uno de
tus días listos y programados,
grises
calendarios de una vida sin poesía.Besos y abrazos varios...
NACHO