Fue un 20 de septiembre cualquiera, sin nada de especial... era una noche lluviosa, como lo son la mayoría de las vísperas primaverales en esta ciudad, y con mis amigos contábamos los segundos que se tomaba el reloj en felicitarnos por nuestro día...... fue una salida normal, o al menos así fue hasta las 4 a.m. del dichoso 21 de septiembre.... Mis amigos subieron a un taxi sosteniéndose unos a otros, estoy seguro de que terminaron durmiendo todos juntos en el departamento más cercano.... yo, por mi parte, preferí quedarme ahí... en pleno boulevard, bajo la llovizna.... algo me decía que ese era mi lugar..... caminé sin rumbo adentrándome en un barrio que poco conocía y la vidriera de un pequeño bar me llamó la atención..... el lugar se mostraba cálido, la noche descargaba su melancolía sobre mí, yo estaba empapado y, la verdad, me sentía algo cansado; así que la idea de un refugio, en el que pudiera sentarme un rato a pensar qué era lo que hacía ahí, parecía tentadora.... Entré con aire pesado, la noche me había puesto de un humor un tanto decaído, pero de una forma bohemia, era una noche...
- ¡Ideal para quien no está solo!
Dijo un tipo de unos 60 años que se encontraba recargado sobre la barra. Su voz ronca y un tanto tambaleante interrumpió mis pensamientos...... Sin embargo, tenía razón..... Era una noche "ideal para quién no está solo".
- ¿Cómo dice?
- Que el clima allá afuera, esta mismísima noche, es ideal para quien no está solo.
- ¿Soledad?.... ¡je!... ¡la soledad es un estado de ánimo, señor! Esta noche me acompaña la lluvia....
La verdad, sólo le contesté lo primero que se me vino a la cabeza, no pensé ni una sola de mis palabras. Él se limitó a girar su cabeza y su rostro emergió de entre sus brazos sólo para mirarme, esbozó una sonrisa (aunque parecía más una mueca, supongo que me sonrió) y, volviendo a sumergir su cara, dijo:
- La mejor de las soledades es la que ignoramos, mi amigo.
- O la que elegimos negar - dije mientras pedía (casi rogaba) una cerveza.
- ¿Negarla? ¿de qué sirve negarla?
- Da una mejor imagen de nosotros... es decir, si no se nos nota, quizás tarde o temprano aprendamos a olvidarnos de ella...
- Y así volveríamos a la soledad que ignoramos, ¿verdad?.... mmm ... No funciona así. Olvidar no sólo es difícil, sino que además, no soluciona nada. Usted habla de olvidar la soledad, pero en realidad está tratando de olvidar la razón de su soledad. Mi amigo, usted no se da cuenta de que está solo porque quiere.
Un suave chistido me calló en ese instante. La cerveza se destapaba ante mí, pero por lo absorto que estaba en la charla, me tomó un un segundo darme cuenta de que ese era el chistido. Él ya estaba correctamente sentado, mirándome de frente y jugando con medio vaso de whisky que lleva un tiempo sin bajar. Frunciendo el entrecejo y bebiendo un trago, le pregunté:
- Y dígame, ¿quién querría estar solo?
- Aquel que no tiene la compañía que busca. En su caso, creo usted está tan ciego en la búsqueda de una persona determinada que ignora a las demás, en otras palabras, es usted quien elige estar solo.... y, si me permite que se lo diga, eso se puede leer en sus ojos. Se le nota, y evidentemente, aún no ha olvidado.
Me sentí como un animal acorralado, era como si supiera algo de mí, aunque sabía muy bien que no me estaba diciendo demasiado.... en todo caso, él me había dicho algo que, en el fondo, sabía que era cierto y no podía decir nada para negarlo... peor aún, ¡no podía negármelo a mí mismo!
El sujeto comenzó a desagradarme (probablemente porque me podía leer como un libro); además, el hecho de que me tratara de "usted" lo convertía en un personaje irritante.
Él me miraba expectante, le intrigaba mi respuesta... justifiqué mi silencio bebiendo un poco y este señor aprovechó ese momento para continuar.
- ¿Puedo preguntarle algo?
- Sí, claro - dije tratando de no ahogarme con mi trago de cerveza.
- ¿Por qué no se lo dijo?
- ¿Decirle qué a quién?
- ¿Por qué no le dijo a ella lo que siente?
- Ah, eso.... bueno.... a veces creo que la distancia entre ella y yo es exagerada, y es ahí cuando me hago esa misma pregunta. ¿Pero usted cree si le dijera lo que siento, cambiaría algo en ella?
- Las relaciones humanas son difíciles de predecir dado a que todos somos distintos. Creo que no me equivoco al decir que son relaciones caóticas y, como es lógico que ocurra en el caos, la más mínima variación de las condiciones iniciales hace que todo evolucione en una forma diferente e impredecible. De un lado del mundo aletea una mariposa, mientras que en el otro lado se desata un tornado.
En ese momento sus palabras parecían tener sentido, pero a esas alturas (y considerando el alcohol ingerido por ambos) el "sentido de las cosas" era un concepto demasiado flexible. Siempre había creído poder predecir, con cierta precisión, las reacciones de los demás, sin embargo, ahora comenzaba a preguntarme si mis aciertos no habrían sido sólo una racha de suerte.
- Usted dice que no puedo conocer su reacción al menos que actúe, ¿verdad? Y que, hasta entonces, cualquier cosa puede pasar sin que yo pueda adivinar, con algún grado de certeza, lo que va a ocurrir, ¿no?
- En parte. Es que si lo piensa, esto también significa que el rechazo no es más que una variación, que a su vez puede evolucionar si varía una condición inicial distinta....
- Déjeme ver si le entiendo - lo interrumpí, bajé la vista y perdí mi mirada en la barra mientras peinaba mi prolija barba con los dedos - ¿Usted piensa que puedo cambiar un rechazo? ¿que un rechazo no es un "no" definitivo?
- Si se varía la condición inicial adecuada, sí, eso es lo que pienso.
- ¿Qué quiere decir con eso de variar la condición inicial?
- Que a veces es necesario cambiar. A veces somos nosotros los que tenemos que aletear. A veces es necesario ser distintos a nosotros mismos.
Sin decir ni una palabra más, me puse de pié, le dí la mano, dejé dinero más que suficiente sobre la barra y me fui con mi tercera botellita de heineken en la mano.
Yo creo que ese tipo (cuyo nombre no pregunté), tiene razón..... habrá que cambiar condiciones hasta lograr la variación adecuada, o simplemente una variación cualquiera... habrá que crecer para alcanzar lo que buscamos... habrá que brillar hasta ser encontrados.... habrá que salir de uno mismo para no estar solo....... tendré que agitar las alas, decir lo que omito.... tendré que ser... distinto.....
NACHO
Fuente: La imagen corresponde a una pintura de Edward Hopper llamada "Nighthawks".